
El progreso gradual es la expansión continua de nuestras habilidades individuales, los conocimientos y la eficacia de nuestro comportamiento en el mundo.
La
vida de prácticamente cualquier persona en un país occidental de la actualidad
es mucho más segura que la vida de cualquiera de sus bisabuelos. Pero ¿cómo
hemos llegado hasta la prosperidad y la seguridad que actualmente tenemos?
Ciertamente, no surgieron de la noche a la mañana. De hecho, las bases
para llegar al nivel que tenemos hoy en día fueron cimentadas a lo largo de
siglos. Grandes científicos, inventores, matemáticos, economistas, ingenieros,
arquitectos, médicos, y las personas que implementan sus ideas, le han dado
vida a las mejores máquinas, las curas más eficaces para las enfermedades, y
los sistemas políticos y económicos más estables y libres. La contribución
combinada que las tecnologías como el automóvil, el avión, la computadora, los
antibióticos y la línea de ensamblaje han tenido en nuestra vida no puede ser suficientemente
recalcada.
Millones
de personas han hecho contribuciones -grandes o pequeñas- para el progreso de
la civilización. Cada vez más personas trabajan efectivamente en el marco de sistemas de interacción humana, los cuales fueron diseñados conscientemente -o
surgieron espontáneamente- basados en las actividades y decisiones de millones
de personas. Nadie de forma deliberada, en principio, diseñó el dinero, los
mercados o incluso los idiomas, pero estos sistemas tienen una presencia ubicua
en nuestras vidas. A veces la idea de una sola persona será tomada por los
demás, quienes la utilizarán de una manera mucho más creativa y totalmente
imprevista por su creador.
Gran
parte de nuestra comprensión acerca de los efectos de nuestro trabajo -cuando
podemos obtener dicho entendimiento- será una serie de previsiones razonables
de causas y efectos muy específicos, en función de las circunstancias
particulares que rodean nuestras vidas. Podemos prever hasta cierto punto, pero
rara vez más allá. Sin embargo, visualizar dicho punto es más que suficiente
para que podamos planificar sistemáticamente nuestras propias vidas y convertimos
no en las mejores personas que podamos ser -porque eso presupone un “techo” a
nuestras capacidades- sino más bien
a ser cada vez mejores personas. No
podemos planificar cómo nuestras acciones afectarán al mundo, pero sin duda
podemos planificar con un alto grado de certeza cómo nos afectarán
personalmente.
Eso
es en sí el progreso gradual:
la expansión continua de nuestras
habilidades individuales, los conocimientos y la eficacia de nuestro
comportamiento en el mundo. Hay una amplia variedad, casi inagotable, de
habilidades, conocimientos y acciones que puede optar por seguir con el fin de
obtener tal progreso. Lo que en definitiva termine escogiendo como ocupación,
dependerá de una gran variedad de complejos factores: sus habilidades e
intereses, los recursos inicialmente disponibles para usted, la información a
la que tenga acceso, y las instituciones sociales y políticas que limiten lo
que sea capaz de hacer. No hay profesiones inherentemente buenas o malas para
todas las personas -a menos que dichas profesiones impliquen un daño a sí mismo
o a otros. Sin embargo, debe ser capaz de argumentar a favor (no sólo frente a
los demás sino frente a usted mismo) del por qué la ocupación de su elección -ya
sea su trabajo o una actividad de ocio- es aquella en la que puede lograr un
progreso gradual. Tenga siempre presente que cada acción que realice tendrá
determinados efectos directos. Dichos efectos pasarán a ser el nivel mínimo
de su progreso.
Ilustremos
lo anteriormente dicho con un ejemplo: supongamos que usted decide fabricar una
mesa desde sus componentes básicos para su uso en la oficina. Seguramente usted
tendrá una comprensión mínima de cómo esa mesa servirá dicho propósito. Aun
así, usted podría sorprenderse por las oportunidades que la mesa podría
ofrecerle. ¿Qué pasaría si su productividad se duplicara simplemente porque –al
tener más espacio- ahora fuese capaz de desplegar todos sus documentos en un
formato mucho más conveniente y accesible? Seguramente eso sería difícil de predecir
con exactitud. Si usted decidiera venderle la mesa a alguien, probablemente no
tendría idea del uso que esa persona le daría. Los efectos directos de su
decisión de fabricar la mesa implican que puede colocar lo que le plazca sobre
ella. Eso es lo mínimo que puede decir sobre el progreso logrado.
Cualquier otra oportunidad o beneficio que su mesa le ofrezca será, sin duda,
una contribución para su progreso. Pero no es muy sabio contar con beneficios
que uno no pueda prever con determinada certeza. Es preferible no contar con ellos
y verlos como agradables sorpresas -si llegan. Por supuesto, si usted trabaja
lo suficientemente duro, dichos beneficios vendrán en alguna forma -pero
su manifestación específica es difícil de prever.
Así
que en la planificación de sus actividades, usted puede pronosticar
razonablemente lo mínimo que será capaz de lograr. Si ese mínimo es todo
lo que puede esperar, entonces siempre podrá, al menos, cumplir sus
expectativas y –al obtener el producto directo de su esfuerzo, junto con
algunas ganancias extras- siempre estará orgulloso de su eficacia y feliz (en
un sentido accesible) porque sentirá que continuamente supera sus propias
expectativas. Es importante entender que no puede esperar transformar o
revolucionar -de forma razonable- cualquier aspecto de su vida de un día para
otro. Si ajusta sus expectativas a corto plazo demasiado alto, entonces será
difícil, si no imposible, cumplirlas. Fracasaría en su cumplimiento, incluso
después de un esfuerzo sincero -esfuerzo que hubiese bastado para cumplir un objetivo
menos monumental. El desaliento que sentirá al no cumplir con su “gran objetivo
inmediato” podría disuadirlo de nuevas metas en esa dirección. La clave para
realmente avanzar en todos los aspectos de su vida es recordar la parte “gradual” del “progreso”. Establezca metas para
sí mismo todos los días las cuales sepa que puede cumplir. Los objetivos no
siempre tienen que ser agradables o cómodos; de hecho, muchos de ellos pueden
implicar un considerable esfuerzo y
gratificación diferida.
Para
lograr un progreso gradual, no es suficiente con sólo “estar vivo”. También hay
que añadir algo nuevo a lo que uno tiene todo el tiempo. Si usted
sólo hace lo suficiente para mantener su nivel actual de vida y su conjunto de
habilidades, entonces simplemente está logrando el punto de equilibrio.
El verdadero progreso ocurre cuando se va más allá del punto de equilibrio. Eso
requiere trabajo -duro en la mayoría de los casos- pero es ciertamente
manejable para cualquiera.
En
resumen, todo lo que necesita hacer para lograr el progreso gradual –a nivel personal, académico o profesional-
es encontrar formas eficientes,
fácilmente implementables para mantener lo que ya tiene y luego conocerse a sí
mismo lo suficiente como para determinar la cantidad de bienes y habilidades
que puede acumular y mantener a lo largo del tiempo.
Hasta
la próxima publicación.
Dennys
Caldera Boka
Tags: Progreso gradual Productividad Eficiencia
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